“Porque
el mandamiento es lámpara,
y
la enseñanza es luz…”
Proverbios 6:23 – La Biblia
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ste libro es la
sistematización de nuestra labor docente en la Universidad Nacional de Trujillo.
No soy pedagogo sino antropólogo social, pero me considero afortunado al haber
dictado clases en casi todas las carreras profesionales: Medicina, Derecho,
Biología, Biología Pesquera, Microbiología, Farmacia, Ingeniería Mecánica,
Antropología, Trabajo Social, Arqueología, Turismo, Historia, entre otras. Así
mismo, hemos capacitado a docentes de educación superior: universidad e
institutos en el país; y capacitaciones a público en general.
Esta
diversidad de oyentes nos obligó gratamente a generarnos una metodología
entendible, amena y productiva.
Porque
hemos notado, que cualquiera fuese la carrera profesional y el grado académico
del docente, el reclamo frecuente de todo estudiante, y también el nuestro, puesto que
cuando nos capacitamos volvemos a ser estudiantes, es que: “no nos entienden”,
que “no sabemos llegar”, que “no tenemos método”, o que, finalmente, “somos aburridos”.
Admiran nuestra superación, puesto que hoy los docentes
somos maestros y doctores, pero cuestionan nuestros métodos ¿Por qué? Consideramos
que la respuesta está en que la mayoría de docentes de nivel superior no somos
pedagogos o docentes de carrera, pero hacemos docencia, sin conocer procedimientos
didácticos. La didáctica es el arte de enseñar; por tanto se rige por
principios y leyes como cualquier actividad profesional. Y que hay que conocer
y practicar.
Pensando
en esto, decidimos escribir nuestra obra, centrándonos, básicamente, en la
estrategia, que se la define como la mejor manera de hacer algo. La estrategia
nos enseña cómo hacer una buena clase en beneficio de una buena formación
profesional de nuestros alumnos. En otras palabras ¿cómo lograr una enseñanza
productiva? En las estrategias de didáctica está la respuesta.
El
libro se divide en cinco capítulos. En el I capítulo tratamos aspectos
conceptuales de la didáctica como la habilidad para enseñar de manera
provechosa. En el II capítulo, formulamos recomendaciones para mejorar ciertos aspectos
funcionales del docente como la voz, la respiración, la mirada, los ademanes y las
pausas.
El
capítulo III, es diríamos, el capítulo principal, y contiene criterios
metodológicos para desarrollar una clase productiva. En el IV capítulo
proponemos modelos técnicos para el buen manejo de las ayudas visuales y
audiovisuales. En el capítulo V presentamos el humor como recurso didáctico: chistes,
ocurrencias, ilustraciones, muy necesarios para amenizar el trabajo lectivo.